¿Cómo es que tres personas se han curado del VIH?

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Tina Gutiérrez

Un hombre de Dusseldorf, Alemania, se ha curado del VIH luego de recibir un trasplante de médula ósea, convirtiéndose en una de las tres personas en el mundo que han logrado eliminar de su cuerpo esta infección que, oficialmente, se considera incurable.

Identificado solamente como “el paciente de Dusseldorf”, su caso fue publicado por su equipo médico en la revista científica Nature Medicine, a finales de febrero pasado, y reporta que desde hace cuatro años no toma tratamiento antirretroviral, y a pesar de ello no se encuentra ningún rastro del VIH en su cuerpo.

Pero ¿cómo es que estos tres hombres han conseguido erradicar al VIH de sus cuerpos? La clave está en las células.

Una mutación genética protectora

El VIH ataca a las células del sistema inmunológico llamadas CD4. Su modus operandi es “anclarse” a la superficie de la célula para luego romper su capa externa, ingresar hasta su núcleo y liberar dentro de él su ARN viral. Este código se combina con el ADN de la célula para formar réplicas del VIH que “nacen” al tiempo que destruyen a la célula CD4.

El comienzo de todo el proceso de infección es el “anclaje” del VIH en la superficie celular. Para unirse a la célula, el VIH requiere de ciertas proteínas que actúan como receptores y correceptores, que serían los “puertos” donde el virus puede “anclarse” y entrar a la célula.

Uno de estos correceptores, llamado CCR5, está ausente en las células de un pequeño número de personas debido a una mutación genética, por lo que el VIH no puede unirse a las células y la infección no se concreta. Esas personas son naturalmente inmunes al VIH.

Dos hombres, una estrategia

En 2008, científicos alemanes anunciaron el primer caso de una persona “curada” del VIH. El llamado “paciente de Berlín” vivía con VIH desde 1995. En 2006 desarrolló leucemia, un cáncer de la sangre que no cedió con quimioterapia, lo que hizo necesario un trasplante de médula ósea. Su médico encontró a un donante que tenía la mutación genética en el correceptor CCR5, y le propuso al hombre realizar el trasplante y ver si también podían eliminar el VIH.

El experimento resultó y la médula trasplantada generó un “sistema inmunológico nuevo”, conformado por células sin el correceptor CCR5. Sin embargo, también ocasionó problemas en la piel y una inflamación cerebral, algo que se conoce como enfermedad del injerto contra huésped, una complicación severa de los trasplantes.

Es por ello que, a la par de su anuncio, los investigadores advirtieron que ese procedimiento no podía usarse como una estrategia de “curación” masiva, pues es una intervención muy delicada y riesgosa, un último recurso para quienes tienen cánceres de la sangre.

El paciente de Berlín dejó de tomar antirretrovirales inmediatamente después del trasplante. A los tres años, seguía sin presentar rastro del VIH ni en su sangre ni en los reservorios donde el virus suele mantenerse latente. Con ello, en 2011 fue declarado libre del VIH, y así permaneció hasta 2020, cuando murió debido al resurgimiento de la leucemia.

En 2019 se dio a conocer un caso similar, el de “el paciente de Londres”, quien permanecía libre de VIH después de 30 meses de haber suspendido su terapia antirretroviral. Había sido diagnosticado con linfoma de Hodgkin, un cáncer que daña el sistema linfático.

Con un pronóstico de solo 6 meses de vida, sus médicos consideraron que debían hacer un trasplante de médula, y encontraron un donante con la mutación del CCR5. El resultado se repitió y este nuevo paciente pudo librarse del virus.

Timothy Ray Brown, “el paciente de Berlín”, y Adam Castillejo, “el paciente de Londres”, decidieron dar la cara pocos años después de darse a conocer sus casos, pues consideraron que podían aportar mucho a la ciencia cuando otros científicos estudiaran lo que les sucedió.

El tercer caso exitoso

En febrero pasado se dio a conocer el caso del “paciente de Düsseldorf”, cuya identidad no ha sido revelada, pero que se encuentra libre de VIH después de 4 años sin tomar antirretrovirales, a raíz de que recibió un trasplante de médula ósea para curar su leucemia.

Él es la tercera persona que se ha librado de dos enfermedades potencialmente mortales: el VIH y el cáncer. Y aunque en cada caso se ha confirmado que un trasplante de médula no es, en absoluto, la solución para casi 40 millones de personas que viven con VIH en todo el mundo, sí brinda información muy valiosa para seguir en la búsqueda de una cura para la infección.

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